A manera de reflexión. Del Pbro. José A. Portillo Valadez

"La prueba del tiempo, que todo lo prueba, ha demostrado lo válido de la devoción a la Santísima Virgen María del Roble como defensora de la frontera. Una frontera que hoy día hay que entender en una nueva lectura.
La imagen que fue colocada en ese lugar y que la pastorcita encontró, como si se le hubiese aparecido, es el tipo de 'aparición-hallazgo' y que es reconocido como una manifestación divina por parte de la Iglesia, llamada Mariofanía. En ese sentido se le puede llamar la Aparición de Nuestra Señora del Roble. Todo lo demás forma parte de un estilo literario y de una religiosidad popular llena de imaginación y creatividad, propia de ese tiempo, pero al mismo tiempo en la sencillez y en el lenguaje de los pequeños.

Esta devoción popular logró, con el apoyo de los fieles devotos, la bendición de los obispos diocesanos y del mismo (ahora Beato) Papa Juan Pablo II (1978-2005) la consolidación de una de las devociones marianas más antiguas del hoy Noreste Mexicano, logrando ser reconocida como la imagen más antigua no sólo de la Ciudad, sino de todo el Noreste Novo Hispano y Mexicano. Todo ello como fruto de la religiosidad popular, porque el Espíritu sopla donde quiere, y fue a través de la sencillez, de la inocencia y principalmente de la obediencia evangélica como se pudo consolidar esta devoción. Pues de otra manera ese acontecimiento no hubiera pasado de ser una simple anécdota en un ambiente donde la barbarie galopaba en todos los sentidos.

La Virgen de la Expectación o de la Frontera es, hoy por hoy, una devoción más actual que nunca, pues aunque algunas fronteras parecen desaparecer en este mundo globalizado y globalizante, es cuando aparece la necesidad de entender que hay fronteras que hay que marcar y defender ante situaciones agresivas y dañinas para las personas, y que muchas veces dejamos entrar hasta nuestros hogares y lugares de trabajo o de descanso, en nuestra misma privacidad y también, sin darnos cuenta, nos van minando como un cáncer y, lo peor de todo, es que al no darnos cuenta de ello nos acostumbramos a convivir con lo que nos perjudica.
No se trata solamente del trigo y la cizaña que viven uno junto a la otra. Si hay fronteras naturales, también sigue habiendo en nuestro interior, aunque en forma imperceptible, una frontera o división entre lo bueno que queremos hacer y lo malo que no queremos hacer,  pero que lo hacemos.

Acudamos a la Virgen del Roble, como el estandarte que va por delante de nosotros abriéndonos camino, a la manera de su Hijo el Buen Pastor, porque necesitamos que nos defienda y nos anime caminando siempre por delante para abrirnos camino ante las dificultades y problemas propios de la vida." Posted by David Sánchez

Tomado del libro "Nuestra Señora del Roble Patrona de la Arquidiócesis de Monterrey y Novena de 1788."  del  Pbro. José Antonio Portillo Valadez. Monterrey 2009.

San juan Nepomuceno (parte 2)

En el ya mencionado sermón predicado en la solemne bendición de la Iglesia de Nuestra Señora del Roble de Monterrey, el día 8 de septiembre de 1884, por el Ilustrísimo Señor Don Ignacio Montes de Oca y Obregón, noveno Obispo de Linares (2.VI.1880-13.XI.1884) menciona la existencia de los altares a Nuestra Señora de Guadalupe, a San Ignacio de Loyola y a San Juan Nepomuceno, " en memoria , pues, de vuestro llorado Obispo, el Ilmo. Sr Dr. D. Francisco de Paula Verea ( Octavo Obispo de Linares del 26.XII.1853 al 16.IX.1879), he eregido un altar al ilustre sacerdote de Nepomuk; y ahí tenéis su estatua, recién venida de la remota Alemania..." imagen que se conserva en la renovada capilla del Santísimo. Don Ignacio Montes de Oca realizaba constantes viajes a Europa, es de suponer que en uno de esos viajes consiguiera la imagen de San Juan Nepomuceno.

El Ilmo. y Rvmo. Sr. Dr. Dn. Francisco de Paula Verea y González, al llegar a su Obispado el 25 de diciembre de 1853 se sintió atraído por la Imagen de Nuestra Señora del Roble y decidió levantarle un amplio templo de tres naves. El 8 de diciembre de 1854 lo inició y no lo concluyó porque fue trasladado  como Arzobispo a Puebla en 1879

San Juan Nepomuceno (parte 1)

Nació en Bohemia (Región de la República Checa) hacia el año 1250, en un pueblo llamado Nepomuk, de ahí el sobrenombre Nepomuceno. El apellido de su familia era Wolfin.
Fue párroco de Praga y obtuvo el doctorado en la Universidad de Padua. Después ocupó el alto puesto de Vicario General del Arzobispado.
El rey de Praga, Wenceslao, se dejaba llevar por dos terribles pasiones, la cólera y los celos y dicen las antiguas crónicas que siendo Juan Nepomuceno confesor de la reina, se le ocurrió al rey que el santo le debía contar los pecados que la reina le había dicho en confesión, y al no conseguir que le revelara estos secretos, se propuso matarlo. Luego el rey tuvo otro gran disgusto, consistió en que el monarca se proponía apoderarse de un convento para regalar las riquezas que allí había a un familiar. El Vicario Juan Nepomuceno se opuso a esto rotundamente, ya que evidentemente esos bienes pertenecían a la Santa Iglesia.
El rey mandó matar al padre Juan; lo ataron doblado, con la cabeza pegada sobre los pies, y luego, fue lanzado al río Moldava. Esto ocurrió en el año 1393. Los vecinos recogieron el cadáver para darle santa sepultura.
En 1725, más de 300 años después del suceso, una comisión de sacerdotes, médicos y especialistas
descubrieron que la lengua del mártir se encontraba incorrupta aparentemente seca y gris. De repente, en presencia de todos empezó a tomar apariencia de ser la de una persona viva. Todos se pusieron de rodillas ante este milagro. Fue el cuarto milagro que realizó el santo antes de ser proclamado oficialmente como tal.
San Juan Nepomuceno fue considerado patrono de los confesores, porque prefirió morir antes que revelar los secretos de la confesión. En Praga, en el puente desde el cual fue echado al río, se conserva una imagen de este gran santo, y muchas personas, al pasar por allí le rezan devotamente.
San Juan Nepomuceno es patrono de Bohemia y Moravia, y del secreto de confesión. También es considerado patrono de la fama y el buen nombre. Sus reliquias se guardan en Praga, en la iglesia metropolitana de San Vito. (CONTINUA EN  PARTE 2)